jueves, 20 de diciembre de 2018

Está volviendo a ocurrir...

Sabías cuales eran mis inseguridades, mis secretos, mis miedos. Años de amistad que se convirtieron en el amor más puro, el que nace de la confianza, del cuidado del uno y del otro que trabajamos, de las noches de fiesta y risas, de los mensajes de ayuda, de los buenos días llenos de besos.
Tu eras quien me completaba, mi confidente, mi amigo.
Tu que prometiste que esto no iba a ocurrir...

Noto que no estás.
Noto que mientes.
Noto el espacio invisible que nos distancia cada día un poco más.
Noto tu ausencia en mi día a día.
Noto tu falta de interés.
Noto cada palabra que no dices.
Noto que tus caricias disminuyen.
Noto que tus caricias cada vez sienten menos.

Duele, me duele en lo más profundo. Prometí que después de mi última decepción no dejaría que nadie volviera a hacerme daño y aquí estás tú, destrozando lo poco que queda de mí, abriendo heridas que tardé meses en cerrar, partiéndome de nuevo por la mitad.
Siento una pena inmensa, una decepción que no se como controlar, las lagrimas me llenan los ojos cuando no estás y no lo puedo evitar.

Duele... pero duele aún más porque el daño viene de ti.


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