domingo, 26 de abril de 2009

Domingo en la ciudad...


Estoy prácticamente sin dormir por el descubrimiento de un nuevo bar que se rinde a nuestros pies a la caza de una clientela que aunque ruidosa puede llegar a ser muy fiel. Música en vivo, tequilas para dos, el humo del tabaco que termina por marearme y un beso a maría después de mucho tiempo sin verla. He vuelto a casa en Vespa. Ayer abrí los ojos a la diez de la mañana y los restos de mi alegría nocturna seguían por mi sangre. ¿Cómo es posible esta felicidad que me invade casi sin dormir y con litros de alcohol que se niegan a abandonarme?. Convencida de la necesidad de aprovechar esta euforia me decido y recorro la ciudad bajo los rayos de un sol que termina por dejar huella en mi escote. Me he chocado con un rincón con vistas al paseo marítimo que me obliga a detener mi deambulante paseo hacia ninguna parte durante un buen rato. Es el 64 aniversario de la liberación italiana y todo el mundo está disfrutando de un día de primavera. Un turista español describe la bellísima vista mientras graba su seguramente aburrido video de vacaciones en Italia. Se oye el mar, me tumbo, me relajo… no se si voy a poder seguir con mi camino. Parece que comienzan a eliminarse los excesos de la jornada anterior.
De nuevo ha llegado la noche y toca comerse el mundo. El negro vuelve a convertirse en mi uniforme de guerra. Muy bien acompañada llego a la discoteca que cierra sus puertas por la llegada del buen tiempo. Él no ha venido pero como siempre está llena de caras que a causa de la repetición ya resultan conocidas. Bailo, canto, bromeo con mis guapos amigos… levanto la cabeza y aparece un antiguo juego que terminó con unas tablas forzadas que cada día me saben un poco más a victoria. Un “complimenti” seguido de un “gracias”… en el fondo siempre he sido muy educada. Bailo y me siento furtivamente observada por un cazador que ya tiene encima a su presa. Mejor que nos vayamos el calor no me deja pensar. El resto de habitantes de esta comunidad esperan en la puerta, vamos a clausurar como se merece el último sábado de abril.
Tirada en la cama con la ropa de los días festivos y lista para pasar otro día sin dormir, otro día sin parar, otro día en la vida de un erasmus. Es Domingo en Salerno y las nubes cubren el cielo pero el perfume de Andalucía está presente en la ciudad.

3 comentarios:

  1. ¿Volviste en vespa? Eres mi Diosaaaaaaa..
    ¿qué perfume andaluz llega por allí y yo sin enterarme??
    Ay, que bónita estaba Italia el día de la liberación.

    ResponderEliminar
  2. Volví en vespaaaaa.... algo nuevo que añadir a mi lista de aventuras.
    El jazmin.
    QUe bonita esta italia cuando nos deja ver el sol.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar