jueves, 7 de enero de 2010


Sola en un McDonald lleno de gente que no para de alzar sus voces. Un café y un glaseado serán mi única compañía durante las dos próximas horas, que es el tiempo que falta para que salga mi tren.
Suena mi teléfono italiano, cada vez que lo oigo me da un vuelco el corazón por el miedo a lo que me encontraré al otro lado. He cambiado de año, pero al contrario del dicho popular no he cambiado de vida. Sigo con una relación que non llega nunca a terminar con un italiano que, si fuese el novio de cualquier amiga, evitaría coincidir con él. Sigo con mis hormonas revueltas y sigo sin saber si lo que siento por mi amigo es simplemente atracción por lo prohibido o algo más que amistad. Y mientras todo esto hace mi cabeza un lío, ahogo las penas con una de lo más inocente relación via internet con un chico que conocí en la noche madrileña.
Bolsas llenas de compras, regalos que he decidido hacerme a mi misma por lo bien que me he portado. Deseos de empezar de nuevo y muchos propósitos llenan mis agendas para los primeros días del año.
Desde la plaza de Atocha feliz año 2010 a todos.

3 comentarios:

  1. Nos pasamos el día en trenes... Feliz año, viajera...enamorada del amor...

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  2. RTus palabras revosan amargura, y derroptismo. Pareces muy cansada, muy depriida y tremendamente sola. Ésto fue en enero.... Espero que no haya empeorado, aunque imagino que no habrá mejorando mucho...

    Un saludo.

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    1. Estamos a día 10 de enero de 2014 y vuelvo a sentirme derrotada... intentaré echarle una sonrisa a la vida aunque no tenga motivos para sonreir.

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