miércoles, 11 de febrero de 2009

Arco Iris...

Cuando llueve y hace sol… pues eso es lo que tenemos hoy, un ARCO IRIS. Tras un día de sol radiante y otro de lluvia incesante sólo se podía esperar una día de esos que estás pero no del todo. Desaparecer era lo único que quería hacer ayer, hacer maletas e irme a un destino aún desconocido que me permitiera ser otra persona, pero no una persona cualquiera, ser yo, un yo que no tiene que actuar conforme a las circunstancias, que no tiene miedo, un yo que se enfrenta a los problemas y que no mira hacia atrás. Tras ver la primera temporada entera y parte de la segunda de la serie Sex and the City, hoy, en mi día ARCO IRIS, he cambiado de opinión. ¿Porqué irme si puedo ser esa persona sin necesidad de transportar equipajes pesados?.
Como en la serie, mi vida gira en torno a los hombres, la moda y la comida y es que creo que no recuerdo ninguna conversación que haya mantenido en los últimos tiempos en la que no hayamos terminado hablando de alguno de estos tres temas, sino directa indirectamente. Los culpamos a ellos de todo lo que nos pasa y solucionamos nuestras depresiones comiendo o comprando. Pero, ¿quién tiene el problema?. El problema no son los hombres, ni en mi caso particular los italianos, el problema somos nosotras. No sabemos lo que queremos, o si lo sabemos no sabemos cómo conseguirlo, pero si tenemos todas claro qué es lo que nos conviene y qué lo que no. Ya no valen excusas, somos nosotras las que decidimos ponernos a su altura, entrar en sus juegos incluso sabiendo cual será el final. Podemos identificar un buen tipo desde el principio y para qué engañarnos, no nos atrae, no nos engancha. Preferimos que nos pongan las cosas difíciles, que nos toque trabajar, que tengamos una excusa para el atracón de helado que nos vamos a pegar el domingo por la tarde sin nada que hacer.
Yo, en concreto, cuando aprenda a no buscar algo importante en cada relación aprenderé a tratar con el género masculino. Cuando una noche sea sólo una noche, y una noche de sexo ocasional una noche de sexo ocasional, sin necesidad de llamadas ni lazos de unión, en ese momento podré seguir su juego. Hasta que entonces creo que lo más aconsejable sería pasar una temporada sola, bueno con mis amigas que son las que realmente tienen todo el mérito del mundo. Hoy quiero darles las gracias por su paciencia, por aguantar mis quejas, llantos, mensajes de madrugada… aunque en el fondo resulte entretenido porque no sé donde vais a encontrar una amiga tan loca como yo y con una vida tan divertida, pero comprendo que no siempre es fácil soportarlo.

Hoy me he levantado pensando en vosotras que siempre estáis ahí.

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